Pero ¿quién contempla mejor, el lago o el ojo?
El lago, el estanque, el agua dormida nos detiene en su orilla.
Le dice a la voluntad: “no irás más lejos, estás entregada
al deber de mirar las cosas lejanas, el más allá…
mientras tú corrías, algo aquí ya miraba”.
El estanque es un gran ojo tranquilo.
Gastón Bachelard